jueves

cuatro

No hice mayor cosa durante seis meses y luego conseguí otro trabajo de mierda donde pasaba horas retocando cientos de planos arquitectónicos. Renuncié cuando me ofrecieron un trabajo que no tenía nada que ver con diseño gráfico y me mantendría la cabeza ocupada mientras superaba una de las peores crisis de mi existencia. Mis responsabilidades eran de un orden que se alejaba lo más posible de mi campo profesional. Y mi jefe tenía la virtud de ser la directa responsable de cualquier error que se cometiera en esa oficina. Incluso podría decir que el bienestar en ese trabajo radicaba en tener presente que ni mi jefe estaba en el nivel jerárquico más alto (y de hecho mi paga no dependía de ella en absoluto) ni yo estaba en el nivel más bajo (y había cosas que podía delegar en otros). Y el pago era claro y seguro como el aire, si bien incierto en la fecha. Lo único que lamento es mi inexperiencia al aceptar un horario de trabajo que estaba más allá de mis obligaciones.

No hay comentarios.: