lunes

"Un guerrero debe aprender a hacer que cada acto cuente, pues va a estar aquí, en este mundo, tan sólo un tiempo breve; de hecho, demasiado breve para ser testigo de todas las maravillas que existen."
-. Carlos Castaneda

viernes

Ahora dejamos que la vida nos lleve por su cauce. Le pedimos que nos hiciera esto, y se lo vamos a permitir. Soltar la orilla y empezar a navegar. Aprender a manejar la inestabilidad.

domingo

De la serie Preguntas

¿Qué te gustaba en la lonchera cuando eras niño?
Sánduches de queso, hechos en la sanduchera eléctrica. No, perdón, en la tostadora de la estufa, porque quedaban sellados en los bordes con una rajadura diagonal. Y con queso campesino, sobre todo. Era lo mejor.

lunes

"Una vez mi hermana Ana estaba preparando un sancocho, y entonces una paloma entró volando a la cocina, se tropezó con las cosas y cayó a la olla del sancocho. La paloma quedó malherida, y Ana la lavó y la secó, pero al rato ya estaba muerta."
Pedí recordar este fuego. Las tres sibilas discutiendo y riendo sobre el fuego, asuntos primarios. La piel sauria de los troncos ardiendo en la noche invernal, deshaciendo las culpas que nos carcomen, que se nos vienen en el equipaje sin que las hayamos puesto ahí.
A veces pienso en esa carga, y es tan pesada, todavía, hay en ella tantas cosas. Desearía ser como los monjes que no necesitan casi nada, que saben ayunar y sólo usan un sari, que han aprendido a dominar el dolor. Yo, en cambio, le temo profundamente. Me duele y le temo tanto que no soy capaz de salir al frío polar del baño por las noches, ni componerme decentemente en las mañanas, cuando sé que dentro de la cama caliente estaré más cómoda. Soy débil y pequeña, no tengo esa voluntad férrea a prueba de todo. O quizás la tengo, pero se escabulle en el día a día.
Sin embargo, recuerdo mi respiración, otra vez, y recuerdo que hay cosas que sé y que me suceden, así sea sólo a veces, como que sí hay magia alrededor nuestro. No salgo a buscar un camino, porque mi camino yace ya bajo mis pies, no tengo más que empezar a caminarlo. Hay sabiduría a mi alrededor, sólo debo abrir un poco más los ojos.

Yo no sé si las cosas son como yo creo que son, pero hay algo que sé: que yo crea unas cosas y no otras sí influye en lo que pasa alrededor mío. Es igual que la magia. O que las brujas, que no existen pero que las hay las hay. Si crees en la magia, la magia existe. Si no crees en la magia, la magia no existe. Es tan relativo como eso. Ninguna de las dos posiciones es más verdadera que la otra. Y esto te lo puede confirmar cualquier persona: alguien que crea en la magia, y alguien que no.

martes

Confiar, sobre todo eso. Confiar en que puedo, en que soy capaz, en que no me voy a caer. Pienso por ejemplo en que el secreto de caminar por la cuerda floja es no pensar en que te puedes caer. Caminar como sobre una línea en el suelo. Confiar.
La magia existe sólo si crees en ella. Si quieres magia, la condición es creer. Por absurdo que suene, es la manera en que funciona. Y quizás ello sea porque es nuestra imaginación la que le da materia a la magia, posibilidad de estar. No hay actos mágicos que no tengan en mí su semilla.
Pero para confiar hay que hacerlo, precisamente: confiar. Y a veces me pregunto cómo.