martes

Una cita para celebrar mi recién conquistada (y parcial) libertad laboral. Me perdonan que no recuerde la referencia:

Tres bendiciones:
estar acostado.
estar sentado.
caminar.

lunes

Después de diez años me siento más feliz. Me siento mucho mejor persona, con más razones para sonreír, más afortunada. Creo que hasta ahora he ido por el camino correcto, y mi desconfianza en él ha retrasado mi marcha.
Pero ya es hora de decirme que merezco lo que tengo (era todo un problema de autoestima) y lo haré valer.

viernes

Las voces de nuestra adolescencia eran sabias para poder gritarnos a través de la distancia y que las escucháramos cuando perdiéramos el rumbo. Niñas gritando en la antigüedad, obligándonos a ser valientes y dejarnos caer ...volar... Porque la vida se nos va... se nos va... como el agua entre los dedos, incapaces de asirla. ¿A qué aferrarte, si la vida no se aferra a tí? Déjate caer, déjate caer, vuela raudo hacia la libertad. Donde el viento, la altura y el frío nos envuelvan como un relámpago, hagamos magia!

jueves

Ser uno mismo, en cualquier ocasión, es lo único que puede conducirnos a llegar al lugar que queremos. Si mentimos todo el tiempo, nos alejaremos del camino hacia el de otras personas, otras lejanos y diferentes a nosotros.

domingo

La complicidad sucede cuando dos personas se dejan ser como son y no tienen que corregirse a sí mismos para agradar al otro. Solo en ese momento surge la confianza para ser cómplices. Si yo he cambiado, y al dejarme ser como soy no gano la confianza de mis amigos, ni ellos la mía, no tengo manera de mantenerlos a mi lado y obligarlos a mi intimidad.

jueves

Dos razones para el viaje:
Saber qué pasa, finalmente, cuando estamos bajo presión.
Desaparecer por fin nuestra falta de confianza, el agobio por lo abstracto de problemas que no tenemos.
Lo que queremos realmente, como somos realmente.

La inestabilidad.
Solo me tomaré un par de minutos para decir aquí... tal vez pienso que lo que estoy haciendo, para utilizar una metáfora de un viejo amigo (que evita las metáforas), es quedándome limpia y brillante como una cacerola de aluminio. Creo que lo que me gusta de esa metáfora, es su simplicidad fundamental, su materialismo.
La contradicción forma parte de mis sensaciones. No puedo ser la misma, de la misma manera en que no puedo imaginar mi vida de aquí a dos años.

Vagar, vagar por ahí sin rumbo, y sin que nadie se interponga y te distraiga.
Porque necesito irme de viaje para poder despegarme de esta máquina, de esconderme en ella. Es posible que esa sea una de las cosas que me desagradan del diseño, y es esa tendencia a la máscara, el estar siempre detrás de una pantalla, detrás de un diseño, algo que no soy yo, un alter-ego de mí, acaso algo que puedo hacer ver mejor que yo.
Esta es la manera de hacerlo. No hay otra más fácil. No importa lo que te digan, no importa qué caminos hayan caminado otros. Tu camino es el único que te corresponde, el que necesitas, el más corto para llegar a tu destino.

lunes

Ahora pienso si no será que lo que me angustia es precisamente esta estabilidad, este cómodo estar aquí, este tener que ir a una oficina de 9 a 1 todos los días. Si no sería mejor el no tener algo fijo, algo variable, algo de lo que no pueda estar segura o describir detalladamente (estoy segura de que conseguiré un trabajo temporal, pero no sé si me gustará, si me dejará para comprar algo más, cuánto durará). Acaso debí confiar más en mí misma y renunciar antes. Tomé una decisión pensando que el tener esa seguridad me dejaría tiempo para pensar en las cosas que quiero, pero lo que ha hecho es adormilarme y secar mi mente hasta el punto de que necesito un esfuerzo para comenzar.

Ahora pienso si no será que lo que me angustia es precisamente esta estabilidad, este cómodo estar aquí, este tener que ir a una oficina de 9 a 1 todos los días. Si no sería mejor el no tener algo fijo, algo variable, algo de lo que no pueda estar segura o describir detalladamente (estoy segura de que conseguiré un trabajo temporal, pero no sé si me gustará, si me dejará para comprar algo más, cuánto durará). Acaso debí confiar más en mí misma y renunciar antes. Tomé una decisión pensando que el tener esa seguridad me dejaría tiempo para pensar en las cosas que quiero, pero lo que ha hecho es adormilarme y secar mi mente hasta el punto de que necesito un esfuerzo para comenzar.

miércoles

Es verdad. No se trata solo de la muerte. Pero mi punto de vista, aunque suene nihilista, no es tal, porque veo la muerte como la parte de la vida que es y no como su final. Por tanto, con la muerte no creo que se acabe todo, sino que se cambia de nivel. No sé muy bien lo que ocurre: tal vez nos integramos con la unidad, o más probablemente reencarnemos y sigamos aprendiendo.

Sería nihilista si pensara que esta vida que tenemos es la única y no hay más allá nada, o como los católicos, un eterno premio o un eterno castigo. Pero el ciclo vital debe ser tan inmenso e infinito que, y esto es lo que trato de decir, no tiene sentido tomarnos las acciones y preocupaciones de esta vida como si fueran las mayores, las más importantes, como si tuvieran una relevancia total en nuestra continuidad, en nuestra "eternidad".


lunes

Ayer hablábamos de la inutilidad de la preocupación. De cómo, sin saber exactamente cuándo ni por qué, terminamos tomándonos la vida demasiado en serio, como si el mundo no tuviera millones de años de antigüedad, como si tuvieramos la certeza de que el universo perdurará más allá de las edades de esta Tierra, y que quienes vinieron antes de nosotros no tuvieron conciencia de nuestra existencia, ni existen ya más que en nuestros genes, ni perdurarán como seres individuales. La vida es un continuum de acontecimientos enlazados, completamente fuera de cualquier parámetro moral. No tiene sentido engrandecernos como dioses que dominan el mundo, cuando sabemos que el mundo sigue perfectamente sin nosotros, y que otros mundo seguirán aún perfectamente sin el nuestro.
Y en ello no descubrimos desesperanza ni temor por nuestra desaparición, antes bien encontramos allí las razones para la felicidad. Si la vida no es tan en serio, si no tiene sentido preocuparnos por nuestras futilidades, no queda espacio más que para su disfrute, para nuestro divertimento. Ninguna de nuestras preocupaciones nos acercará o alejará de la muerte que nos espera impasible. Solo nos harán el camino más difícil de ser caminado, y tratándose de un camino que en cualqueir caso debemos recorrer, ¿a qué hacérnoslo complicado?
Decía Carlos Castaneda que la única cosa de la que un guerrero debe preocuparse es de la muerte. Ella, eternamente sabia, es la única que sabe cuánto debemos permanecer aquí, ella la administradora de tiempo. Y si el tiempo lo cura todo, y lo hace florecer todo, y hace nacer y morir a todo, nada de lo que nos preocupa hoy tendrá sentido cuando el tiempo lo haya cubierto de días.
Y en ello descubrimos la sustancia de nuestras sonrisas y nuestras lágrimas.

Un amigo que todavía no sé si tengo me envió lo que pego a continuación. Y es tan a propósito de mis planes próximos, que lo pego aquí, para inspirarme en él, e inspirar a alguien, quizá, a que se lanze también a babarse el océano.

CUENTO DE MAR
A Rosa Maria
Lyrics: Jorge Robledo Ortiz.

Voy a beberme el mar.
Ya tengo listo mi velero fatasma.
No le he trazado rumbos a mi auscencia.
No he fatigado el mapa
Localizando zonas que no bailen
Al macabro jazz-band de las borrascas.
Viajaré simplemente,
Sin triangular alturas ni distancias,
Levantando en el timón a Don Quijote
Y a la Rosa del Viento en la solapa.

Acompáñame tú, dulce chiquilla.
Partiremos al alba,
Cuando los alcatraces no dibujen
Su ecuación de náufragos sobre el agua.
Arranca tus raíces de la tierra,
Abre tu citolegia de nostalgias
Y vamos a babarnos el océano
En la copa de luz de la mañana:

Visitaremos todos los países,
Los puertos y las radas.
Te compraré crepusculos en Chipre,
Un elefante niño al sur de África,
Un gajo de luceros en Corea,
Dos elásticos tigres de Bengala,
El dolor milenario de un camello
Y la fatiga estéril del Sahara.

En el Japón te mostraré los biombos
Con figuras bilingües y enigmáticas.
En Pekín buscaremos la muñeca
De blanco corazón de porcelana.
Haremos de bambú balsas de ensueño
Para subir un río de esperanzas
Y te daré un sombrero en forma de hongo
Y una de chinelas para tu pijama.

Pasaremos a Escocia y a Noruega.
Después navegaremos a Finlandia
Para buscar la estirpe de un vikingo
De ojos azules y de luenga barba
Que se murió coleccionando fiordos
En el album con sal de su nostalgia,
Mientras su vieja pipa marinera
Quemaba archivos íntimos del alma.

Y siempre sin control, siempre viajando,
Iremos al pais de Sheherezada
Y allí te contaré Mil y una Noches
De reyes y de esclavas,
De romances y torres de marfil,
De bazares, de alfombras y de flautas,
De madrigales y de surtidores
De pie como las cobras encantadas.

Subiremos al Rhin buscando a Wagner
Y su Tetralogía desvelada.
Cazaremos los cisnes hiperbóreos
Que abanican la muerte con sus alas.
Te diré que la música es un vino
Que cuando estamos tristes se derrama,
Y que el silencio es un santuario celta
Donde repoza el corazón de un arpa.

Y fatigando el mar ¡Que importa el tiempo!
Visitaremos la ciudad sagrada,
La tierra de la Cruz y del olivo,
La que escuchó el Sermón de la Montaña,
La patria de Jesús y de María,
La que arrulló las bienaventuranzas,
La tierra donde un tosco carpintero
Pulió a garlopa el globo deuna lágrima.

En otro amanecer arribaremos
A las islas Canarias,
Tecompraré su ombre que es un trino
Diluido en el agua
Para pescar luceros en el fondo
Te bastará la red de tus pestañas
Y aprenderás que a Dios también se llega
Por el verde camino de las algas.

Si sueñas ver a Nápoles,
Cruzaremos por mármoles de Italia
Y te daré una góndola en Venecia
Y en Asís la humildad de una campana.
Compraremos al Dante sus laureles
Y a Benvenuto su luciente daga,
Para tu muñequero de ilusiones
Y tu azul inquietud de extravagancias.

Buscaremos ositos en Siberia
Rutas de manzanilla al sur de España,
La sombra adolescente de Platero,
La copa de Unamuno en Salamanca,
La fatiga inmortal de Rocinante,
El dardo del Amor Clavado en Avila,
La morena descendencia de "El Cachorro"
Y el llanto de Boadbill sobre Granada.

Y cuando tengas sueño, mi pequeña,
Cuando te canses de medir distancias
Y no quieras viajar a la deriva
Con la estrella polar a las espaldas,
Te arrullaré, mientras mi vieja pipa
Que compré a un bucanero en Samarkanda,
Quema frente a la noche de tus ojos
Mi viejo contrabando de nostalgias.

sábado

Una oración, tomada del Libro de la Sabiduría Celta, como regalo de desagravio por mi ausencia persistente...

Que el dia que el peso se abata sobre tus hombros y tropieces,
baile el barro para equilibrarte.

Cuando tus ojos se hielen detrás de la ventana gris
y de ti se apodere el espectro de lo perdido,
que una legión de colores,índigo, rojo, verde y azul heráldico
despierte en ti un vergel deleitoso.

Cuando se gaste la lona de la barca del pensamiento
y una mancha de océano se forme debajo de ti,
surque las aguas un largo sendero de luna
por donde volver sano y salvo.

Sea tuyo el alimento de la tierra
sea tuya la claridad de la luz,
sea tuyo el fluir del oceáno
sea tuya la protección de los antepasados.

Y asi, que un lento viento te envuelva
en estas palabras de amor,
un manto invisible para velar por tu vida.

No he podido escribir últimamente porque mi maquinita está enferma, y la tengo en cuidados intensivos donde el técnico al que debí llevarla desde la primera vez. Ahora tengo que robarme este teclado ajeno, que cuando uso, no me ofrece inspiraciones nuevas, y cuando me las ofrece lo tienen ocupado otras manos.
Han sido días de aprendizajes y reafirmaciones de mis propias fuerzas. Me he enfermado yo también, se ha enfermado mi esposo, y el único que todavía parece sano es el gato, y eso que se rasca constantemente (creo que el antipulgas ya necesita una recarga). Estoy luchando contra una tos que no me ha dejado dormir bien últimamente. Y algo de desgana general. Necesito cambiar de casa, de posesiones y de ambiente, si no quiero enfermarme seriamente antes de los cuarenta.
Estoy convencida de que todo lo que me ha pasado últimamente no son más que lecciones que necesitaba aprender. La vida puede ser una maestra implacable, pero a la larga siempre te deja vivo para que acuses la lección y sigas caminando.
Pero de eso estoy segura: necesito un camino nuevo al cual enfrentarme, porque ya he decidido que este que estoy caminando ya no tiene corazón. O voy a necesitar construirle uno, o era necesario aprender lo que sucede cuando se siguen caminos sin corazón. Pero saldré de esta gripa, saldré de esta infección, saldré de este problema, y aparecerán otros nuevos si no cambio mis perspectivas.
No he escrito últimamente, pero me han pasado tantas cosas, que voy a tener que recurrir a mis cuadernos, ya que mi voluntariosa máquina ha decidido darse unas vacaciones. Dejémosla que descanse un par de días, que bastante hay ya para hacer aquí.

martes

Sobre el tiempo que tenemos para hacer ciertas cosas y se agota. Que el tiempo sí pasa, que nosotros sí cambiamos con el paso del tiempo y sólo podemos ser como somos en este preciso momento. Que realmente en diez años habrá cosas que no podemos hacer, que ya pasó el tiempo de hacerlas, que la vida no da marcha atrás.
Ver tu sonrisa como la tienes ahora, reírme contigo de esta manera, escuchando música en mi cuarto, no preocuparme demasiado por el trabajo y el dinero, tener tiempo para gastar, (¿más tiempo que dinero?).

Sobre el ser fiel a sí mismo, que es lo único importante que puedes anteponer a cualquier cosa en tu vida, porque de ello depende todo lo demás. Es lo único que importa, sin tu alma no puedes apreciar nada de lo que pueda haber en este mundo, ni objetos ni relaciones personales.
Y mi música, y mis actividades personales, y mis impulsos de salir, de hacer algo. La única manera de alimentar esos impulsos es seguirlos, desde los más pequeños.

Y sobre el derecho a decir que NO. Una de mis lecciones de este tiempo. Aprender que yo puedo decir que NO, como esgrimiendo la poderosa espada que acabo apenas de notar en mi cinto. Su hoja luminosa pesaba sobre mi cadera repentinamente, y encontré la fuerza para sacarla a la luz, para levantarla sobre mi cabeza con un grito de guerra, de la guerra cruel y despiadada por mi vida, por mí misma y la conservación de mi alma.

NO voy a encargarme de esa tarea NO voy a dedicarle más tiempo a algo que no quiero NO quiero verme con alguien NO quiero llamar NO...

lunes

oeoo

Amanecí con ganas de que el blog se llamara de otra manera. Y como yo soy la dueña del aviso, no le pedí permiso a nadie.
Lo hice, y no sabría decir bien por qué. Parecía mejor que cualquier palabra con sentido. Porque ¿qué sentido tienen, todos estos escritos?

jueves

Cuando vuelva a tener mi computador, salvaré en él sólo la música que yo escoja, y no carpetas enteras de MP3.
Así me veré obligada a nutrir mi música a fuerza de repetir la anterior. Será como en los viejos tiempos, cuando podía apasionarme por la misma canción, y escucharla 10, 20 veces, toda una tarde... esas viejas adicciones.
Ahora estoy excedida de música, no tengo puntos de referencia en los qué aferrarme, a veces pasan tandas enteras de cosas que no había escuchado nunca. ¿Cómo podría apasionarme por algo así? ¿una interminable red de desconocidos pasando enfrente de mí? ...Nada más entrañable, más apasionante que lo ya conocido, lo ya saboreado, lo constantemente saboreado.
De ahí mis relecturas, mis preferencias por volver a lo antiguo y mirar con recelo lo nuevo.

"Los largos caminos exijen largas fidelidades;
y mientras más largos los caminos, más hermosas las fidelidades"

martes

Andy me ha dicho un par de cosas importantes, lo sé, y no quiero olvidarlas.

::
el presente
es lo importante,
el ahora, lo que somos en este momento,
con independencia de lo que pase antes y siga después ::
nosotros y lo que somos ahora,
lo que tenemos ahora :: ser felices con este presente nuestro,
con sus carencias y sus virtudes, lo que falta y de lo que rebosamos ::

lunes

Se me ha criticado por no mantener este espacio. Se me ha dicho que no lo tengo suficientemente actualizado. Puede que este sea el único motivo de publicar algo aquí. No, no he tenido ganas de escribir. No sé qué poner. O si he escrito algo, es algo no-público, de esas cosas que no hago públicas porque las he escrito en mi cuaderno y no quiero transcribirlas a la pantalla. ¿Qué pasa si no transcribo nada, si todo se queda en lo analógico? ¿será eso el suicidio del escritor? ¿Debo transcribirlo todo si quiero publicarlo algún día? ¿si quiero publicarlo aquí?
 
¿Y qué cuando no hay nada que decir, ni siquiera las ganas de decir algo? Pero no, eso sería echar a la pena todo el público de mi blog. Por tanto, renunciaré a la renuncia y prometo dejar de buscarme excusas para no escribir algo aquí.

viernes

No la logré con el anterior. Otra vez, un esfuerzo por sacarme este libro de la maleta y dejar que internet lo cargue por mí. Y una reconveniencia, a ver si logro de una vez por todas seguir mi intuición.

domingo

Sólo a manera de experimento. Nadie pierde nada (un poco de sueño el domingo, que repusimos con anticipación el miércoles y el viernes). Nadie morirá de hambre. Nos sentaremos apaciblemente a ofrecer caligrafía a los andants de paso. Tiene algo de romántico eso, algo de soñador. A lo mejor nos encontramos con algo interesante.
La gente es definitivamente mejor cuando le va bien. Basta con que te sonría la fortuna para que seas automáticamente bondadoso con todos. Una ligera inyección de endorfinas, un poco de soma, y la bondad aflora en tí. No quieres iniciar una pelea, no quieres joder la vida de nadie, no robas a nadie. La alegría del ladrón no tiene un trasfondo real. Detrás de su sonrisa se esconde su desgracia. 

lunes

Dice Andrés que, en ciertas culturas aborígenes, el haber superado la varicela a una edad como la mía, es una razón válida para cambiarme el nombre.
Tal vez no cambie mi nombre, pero ciertamente me siento como si algo se hubiera limpiado. Algo que todavía no logro identificar bien.

viernes

Estoy a menos de un día de casarme. De decir "sí, acepto" para toda la vida, hasta que la muerte nos separe. Pero me siento más nerviosa por lo que pueda salir mal (además de que tuvimos que aplazar la luna de miel, mi vestido tiene un defecto que esperamos que nadie note, el pajecito está con varicela, estamos con sobrecupo...) que por la boda en sí.
Sé que me quiero casar, y sé que es con Andrés.
No hay más que decir.
Y no hablo más aquí, porque sería un despropósito.

jueves

Estoy harta de ciertas cosas esta semana:
1. De tener que dormir boca arriba por culpa del colágeno para hidratarme la piel de la cara
2. Odio depilarme con cera la zona del bikini y no lo volveré a hacer nunca
3. De ver líneas de Loadings porque un video está haciendo render o un dvd se está quemando
4. No tener la facilidad de la conexión a internet en mi cuarto. Conectarme en el helado cuarto de sistemas es una cosa impensable.
5. Que todo me quede ahora diez cuadras más lejos de casa.
6. Trabajar en este escritorio improvisado e incómodo.
7. No poder hacer mucho ruido por la noche.
8. No desayunar, almorzar y comer lo que Andy cocina (y que es delicioso).
9. No caber bien en esta cama.
10. No hacer nada realmente productivo en las tardes antes de las 6pm.
11. No poder descansar por fin a esperar mi boda, tener siempre algo que hacer.
12. A la larga, no poder manejar mi tiempo del todo.

martes

La responsabilidad que implica publicar en un blog, aunque solo lo leyeran tres personas! No es lo mismo que escribir en mis libretas viejas, que yo podía guardar por años en una caja. Sacar solo lo que quiero, volver a guardar algo. Publicar aquí, en cambio es dejar un rastro del que no puedes deshacerte del todo. Hay una entropía que está fuera de tu alcance, que deja por fuera de tu alcance una parte de tus escritos. Se van más allá de donde puedes alcanzarlos, traerlos de vuelta, inmovilizarlos. Se van y no sabes muy bien qué pasó con ellos, si volvieron completos, si no dejaron restos de ADN esparcidos por el ciberespacio.
Y al escribir en este blog me rebotan mis mensajes a mi cuenta de correo electrónico: el ayer me golpea, me dice: mira, sigo existiendo, aunque me hayas abandonado. Que yo interpreto como un me necesitan? no podrán vivir solos?
Ocurrirá eso con los hijos?
Más aún. Puede un escritor jactarse de no tener hijos?
Soy otra cuando escribo. Soy fragmentaria, evito un largo contacto con una línea argumental, puedo voltear a mirar a otro lado. Soy más yo de lo que soy cuando no escribo, cuando no estoy escribiendo. Me pregunto si esta sensación al escribir, este saber que puedo ser yo misma, podría desplazarse a otros ámbitos cotidianos. Debo hacer un esfuerzo para no abandonar este texto... pero puedo hacerlo, es mi escritura, soy yo... quién me obliga a seguir aquí?
Una vez dije que no quería tener un horario. Era cierto en ese entonces. Todavía en casa de mis padres, podía darme el lujo de no tenerlo, porque podía disponer de ratos libres en cualquier momento. Sin obligaciones económicas es fácil rechazar trabajos estúpidos. Te niegas y vas a echarte en tu cuarto a mirar al techo. Eso en ese entonces. No ahora, que mis minutos libres están contaminados siempre con la pregunta: ¿debería estar haciendo otra cosa ahora?
 

lunes

Acabo de darme cuenta: es el peso del símbolo, del que no podemos deshacernos aunque reneguemos de él. El matrimonio católico como símbolo de lo indisoluble, de lo que implica un compromiso vital. Un símbolo debe ser reconocido por todos como tal para surtir su efecto. La unión duradera no depende solo de mí o de tí, sino de lo que somos dentro de un grupo social, de lo que significamos para los otros (esta es la razón de que una relación clandestina no pueda soportar largo tiempo). Que los demás piensen que nuestra relación es sólida hace que nosotros mismos la veamos como tal.

jueves

Hace ya tiempo que no recordaba la sensación de estar sola en casa, sobre todo cuando es tarde en la noche. La casa parece expandirse, como si una esfera exterior de vacío se inflara alrededor de ella. Se siente como si el mundo próximo terminara en la ventana, e hiciera falta salvar una distancia oscura para encontrar a alguien fuera de aquí. A esta hora el mundo es silencioso y en verdad pequeño, y una pequeña luz basta. La penumbra de las cosas ocultas es una penumbra al fin y al cabo conocida, y no son las cosas conocidas las que me asustan esta noche.
Espero, y esperar no es la situación más imparcial para percibir la soledad de la casa. La espera dimensiona todo de manera diferente, el silencio se hace más táctil, cada ruido en la puerta que da a la calle es una protuberancia, un sobresalto que abriga esperanzas. Pero la espera se alarga siempre hacia adelante: ¿cuánto más deberé esperar? ¿qué haré mientras tanto? No parecen percibirse realmente los minutos pasados, sino los venideros, y la incertidumbre de esa premonición es la que marca el tiempo presente.
Me distraigo haciendo cualquier cosa, para imaginar que realmente no espero.

Cumpleaños

Me pediste que te escribiera algo para tu cumpleaños. Y quiero. Te contaré, pues, nuestro mito. Y te diré que nosotros no nos conocimos.
Tú no te acuerdas, claro, porque siempre has tenido mala memoria. Pero yo lo anoté, por eso lo tengo presente. Me lo encontré el otro día barriendo papelitos para que la gata no se pusiera a jugar con ellos por toda la sala. Estaba clarito, con mi letra. Nuestros ángeles fueron al mismo tiempo. Como salidos de la nada ¡puf!, de repente estaban ahí, detrás de un remolino de plumas negras y azuladas aparecidas de no sabemos dónde. Se miraron a los ojos y era como si sus ojos siempre se hubieran visto, como si no existiera un "antes" de eso. Tus ojos son tan bellos a mi mirada, ahora lo sé, porque en ellos aprendí a ver. Estamos antes del tiempo, en los remolinos cósmicos que había una nada antes del big bang, mi cielo. Eras mi cielo desde entonces, no existía piel entre tu semilla y la mía, tú eras el alpha y yo la omega. Éramos calor y luz fundidos en las comisuras de la sonrisa de Dios, cuando se empezaron a formar las galaxias y los agujeros negros. Y era inmensa nuestra plenitud y brillante la magnificencia de nuestros espíritus, y relucían nuestros escudos, y nuestra música llenaba las inmensidades y las hacía vibrar. Y esa vibración, mo, ese estremecimiento empezó a ser cantado por los seres, por los demás espíritus que se materializaron y empezaron a estar. Ellos repetían nuestra música en sus escalas, en sus tonalidades particulares, y empezaron a tejer nuestras carnes. La sinfonía que les transmitimos interpretó nuestras cadenas nucleicas y nos hizo exactamente como necesitábamos ser para disfrutar juntos este gran viaje en el que nos hemos metido. Nosotros cantamos nuestras propias vidas, mote, desde el inicio hasta el fin de ellas, y las hicimos y las hacemos de tal modo que el viaje valga la pena.
Quiero cantar caminos contigo, mi ángel oscuro, quiero seguir esta vía que ya dibujamos una vez.
 
Te quiero más.
mi masamotico
 

domingo

La gente tiende a creer que su versión de las cosas es cierta. Miran el mundo desde su propia ventana y dicen que es plano, y esto, todos lo sabemos, ha sucedido desde el principio del tiempo de los hombres. Por eso empiezan a caerme mal los artistas. Ninguno de los que conozco es capaz de ver el mundo más que a través de su mirada sesgada, y el arte que hacen es sólo para quienes puedan entenderlos.

viernes

El calor de las manos sobre la cara. Afuera frío y mojado. Caliente aquí, en mi cuartito, frente a mi pantallita, dentro de mis zapatos secos. ¿el trabajo? allá, a tres horas de distancia, alejándose todavía, antes de que el lunes regrese implacable. Pero ahora disfruto que se aleje la jornada del viernes, que todo esté mojado y sereno, que yo no tenga que salir más de este cuarto por hoy.

jueves

seis

Acaso temerosa de que volviera a ocurrirme otro desencuentro fuera de mi territorio conocido, volví a la Facultad de Artes y sopesé dos opciones divergentes. Conocedora de la mediocridad a niveles distintos en dos áreas académicas muy diferentes, no quería saber nada de la academia, que ese momento era un obstáculo más a superar para poder saltar en pos de mis verdaderos sueños. Ahora pienso que si hubiera tenido una opción más afín con mis intereses, que no se viera interferida con ninguna equivalente, no hubiera tenido ocasión de cuestionar ahora mis decisiones. Pero las cosas parecieron encajar para ir dirigiendo mis pasos y cerrar ciertas puertas una vez que las atravesaba. En el punto de no retorno todo lo que deseé fue terminar pronto con toda aquella farsa, y despachar sin demoras la exigencia social de tener un título cada vez más alto para ser alguien más importante. Tomé el camino fácil, que no lo era porque el otro fuera necesariamente más dicífil, sino porque hubiera implicado el uso de un atuendo que calaría en mi mente tan naturalmente como un disfraz barato. No habría manera de convencerme de la autenticidad de los argumentos para llamar arte a mi trabajo y artista a mí misma. Preferí no meterme en un área que nadie puede definir claramente, pero sobre la cual todos tienen una opinión, basada en las razones más parcializadas que pueda uno imaginarse. Un año me pareció soportable a cambio de recibir un grado con honores y el menor esfuerzo (y sin embargo todavía estoy esperando los honores). Pedí la exención de mi examen de admisión y aproveché todos los beneficios que me daba mi condición de protegida de la facultad.

cinco

Renuncié cuando me ofrecieron una beca remunerada para estudiar un posgrado en la universidad, que consumiría gran parte de mi tiempo. Sopesé varias opciones, un par de maestrías. Quería aspirar a algo ambicioso, quería sentirme capaz de algo grande. Alguien me recomendó la maestría en Filosofía y yo le creí. Tenía la ventaja de no tener nada que ver con la carrera que yo odiaba en su ejercicio profesional, que no me había dado de comer hasta la fecha, y cuya academia me parecía tan mediocre que lo mejor era huir de ella lo más que se pudiera. La filosofía me recibió indiferente, atenta únicamente a su propia voz, su minucioso hilo conductor. La estética a la que yo quería referirme se sopesaba con argumentos de quinientos años atrás, sin vislumbrar siquiera una parte de lo que yo sabía que el arte maneja hoy. Los textos eran analizados palabra por palabra, en un intrincado rastreo que desembocaba en discusiones sobre términos tan específicos que distorsionaban por completo la visión de conjunto. A nadie parecían interesarle más las ideas que la interpretación que otro hacía de ellas. Ignoro si esta es la manera de enseñar filosofía en todas las facultades, pero particularmente en esa el discurso me pareció insoportable y consideré absurdo enfrentarme a la academia durante dos años para alimentar un capricho arrogante.

cuatro

No hice mayor cosa durante seis meses y luego conseguí otro trabajo de mierda donde pasaba horas retocando cientos de planos arquitectónicos. Renuncié cuando me ofrecieron un trabajo que no tenía nada que ver con diseño gráfico y me mantendría la cabeza ocupada mientras superaba una de las peores crisis de mi existencia. Mis responsabilidades eran de un orden que se alejaba lo más posible de mi campo profesional. Y mi jefe tenía la virtud de ser la directa responsable de cualquier error que se cometiera en esa oficina. Incluso podría decir que el bienestar en ese trabajo radicaba en tener presente que ni mi jefe estaba en el nivel jerárquico más alto (y de hecho mi paga no dependía de ella en absoluto) ni yo estaba en el nivel más bajo (y había cosas que podía delegar en otros). Y el pago era claro y seguro como el aire, si bien incierto en la fecha. Lo único que lamento es mi inexperiencia al aceptar un horario de trabajo que estaba más allá de mis obligaciones.
Trabajé durante seis meses en un trabajo de mierda silueteando cientos de imágenes en photoshop. Renuncié cuando me enteré de que mi jefe cobraba el doble por mi trabajo pero me pagaba la mitad. Esa fue la primera certeza que tuve de no querer trabajar en una oficina de diseño. A la larga son todas lo mismo: te explotan al límite, le cobran caro al cliente por tu trabajo y se embolsillan la mitad. Te lo descuentan alegando que ellos son intermediarios entre el cliente y tú. Gracias a ellos tú tienes ese trabajo. Por tanto debes hacer lo que a ellos les parezca. No sólo debes complacer al cliente, sino además a tu jefe. Pero toda la responsabilidad respecto al éxito del trabajo recae sobre tí.

dos

En diseño gráfico me enseñaron que podía cambiar el mundo con imágenes, que nuestro papel en la comunicación era esencial, que nos formaban para elucidar una estética visual que se construía a través de una investigación juiciosa y una mirada crítica. Me gradué con honores. (Nada de lo que me enseñaron existe en el mundo real. A nadie le importa el trasfondo estético o conceptual de las imágenes creadas. Los diseños son siempre para ya y que se vean bonitos.)

uno

Salí del colegio. Mi profesora de filosofía me recomendó, por escrito, que nunca dejara de escribir. No he seguido ese consejo al pie de la letra. Por sugerencias descaradas y veladas de terceros, o sea, cualquier otro que no soy yo, me presenté a la carrera de Ingeniería Electrónica y pasé. El orgullo del género estaba sobre mis hombros. Hice un semestre sobresaliente y lo odié. Odié a mis compañeros, a mis profesores y a mi futuro. Renuncié a la ingeniería antes de terminar el semestre, y me presenté a cualquier otra cosa en otro lado. Resultó ser diseño gráfico en la Universidad Nacional de Colombia. No tuve una preferencia especial por esa carrera, salvo que no se pareciera a la Ingeniería, ni al Derecho. He tenido tantas aspiraciones, que a la larga no he alcanzado ninguna, aquí, al borde de mis veintisiete años: bailarina, bióloga marina, ingeniera, arquitecta, administradora de empresas, actriz, viajera, escritora, matemática, música. Olvidé las demás.

PUNTO DE NO RETORNO

Una consideración, aquí, cerca de lo que parece ser el límite que puedo soportar si sigo viviendo como estoy viviendo.

domingo

Es domingo en la noche. Es un horrible domingo en la noche. ¿Por qué me afecta tanto? ¿por qué, si el trabajo que me espera mañana no es tedioso ni molesto? ¿hasta dónde me dejo influenciar por las convenciones sociales que dicen que el domingo por la noche DEBE ser molesto e inquietante? O tal vez me hacen falta mis estrategias para facilitar la vida. No, no es verdad: no facilitan mi vida, lo que facilitan es mi capacidad para reírme de ella. La vida sigue siendo igual de fácil o difícil en todos los casos. Es un hecho neutro. La vida es. Nada más que decir a ese respecto.
Yo. Soy yo la que cambia, soy yo la que se la hace imposible. Soy yo la que insiste en hartarse de los domingos por la noche.
Una excusa más.

martes

Desde que llegué del mar no he podido dormir siquiera ocho horas cada noche. Y no quiero hacer una fila más, tener un turno más para esperar el cambio de número en la pantalla de luces rojas intermitentes. Mis guerras personales, antes épicas y hasta heroicas, se han convertido en rutinas adultas que exigen de mi volverme cada vez más amargada y menos libre. Mis horarios están marcados por los bancos, mis tiempos libres por las entidades públicas, mi itinerario por las sucursales disponibles. Soy un despojo burocrático que no quiere aprender a respirar bajo un alud de papel.

domingo

Quiero dormir, pero algo en mí me impide entregarme al descanso con tranquilidad. Siento que debería estar haciendo algo, cansándome por algo. Esa necesidad del cansancio y el afán que me enseñaron mis padres y que apenas ahora me empiezo a dar cuenta de que ha desbarajustado la mitad de mi vida. Tanto así que permanezco frente a esta pantalla, pese a que no tengo nada que decirle.

sábado

Es cierto que hace falta tiempo para escribir. Es cierto que de alguna manera lo he tenido. Pero nunca demasiado. Apenas el tiempo justo. ¿Y cómo escribir con el tiempo justo, si la verdadera escritura nace de la divagación?

martes

Ya estoy en casa, lejos de la muralla desorientadora de Cartagena. Cuatro días de escape me aseguraron una pila de cosas para hacer a mi regreso. Y lamentablemente para mí, la ocupación del tiempo que me quedaba libre para escribir. Pero no quiero que pase más tiempo sin volver aquí, sin desafiar al mutismo de esta pantalla para soñar que alguien me lee, de vez en cuando, al otro lado. Y ese alguien se merece algo mejor que mi silencio. Cuatro minutos de mi tiempo, pues, para que esa lectura anónima no sea en vano.

domingo

Apenas me queda un día aquí, y confieso que de los tres anteriores no ha quedado gran cosa consignada. ¿He de obligarme a escribir? Esta obligación de la publicación es extraña. Con un medio como éste, suponía que la publicación era lo difícil, que lo de menos era la escritura, la que sale por sí misma, la que parece que necesitara ser refrenada.
Pero publicar aquí es tan fácil que te apabulla la escritura. El síndrome de la hoja en blanco se multiplica y se hace paralizante. Y obviamente que hacerlo en un lugar como éste no es precisamente la mejor ayuda del mundo.
Así que justificaré mi ausencia -y el que abandone estas líneas tan jóvenes y precarias- diciendo que prefiero un lugar más tranquilo para mi escritura y que estando aquí (pero sólo por eso) tengo cosas más interesantes que hacer.

sábado

Descubrí que esta pantalla es mejor amiga mía que la gente de carne y hueso. Y creo que eso me gusta.
No está funcionando mi correo. Y me parece la peor excusa para escribir aquí en compensación. Pero en este punto de mi viaje cualquier excusa parece buena desde que pueda escribir algo.
Lejos de las amistades influyentes, las fiestas de ricos, y el mundo intelectual, me he refugiado en mi mundillo propio, el de la gente normal capaz de hablar por horas sin preocuparse por cuántas neuronas quemar por minuto. El de la vida que corre por las venas y no pretende justificarlo gastando dinero. Empezaré a odiar la escritura si veo que ella me obliga a permanecer con gente que parece vivir en un planeta mucho más lejos que el mío.
Si me puedo encerrar a escribir en ese mundillo mío en el que me siento cómoda, sin que nadie me entreviste ni me lleve a ningún festival, y todavía así pueda llamarme escritora y vivir de mi escritura, me daré por bien servida. Pero lamentablemente, tal parece que eso es lo que desean todos los demás escritores, los "de verdad".
En teoría, si no pido nada, no saldré decepcionada. Pero tampoco gratamente sorprendida.

viernes

Hay algo que no me termina de gustar en este viaje. Como si una basura dentro de mí necesitara ser sacada. Me sinento un poco varada y ajena aquí. Un voto al cielo para que todo salga mejor hoy. Ya dí el primer paso, hará falta dar el segundo para que todo empiece a marchar solo.
Pero escribir aquí no es suficiente.

martes

Formulé un deseo hace menos de un mes. Lo olvidé por aproximadamente una semana y media. Ahora todo está aquí de repente. En menos de 48 horas debo armar viaje, conseguir transporte, alojamiento, comida, por cinco días, a mil kilómetros de mi casa. Sólo porque me parece que debo estar allá. Porque en realidad no tengo ninguna otra razón.
Que mi lugar está allá.
Una demostración de cómo no olvidarme de mí misma.

miércoles

No es que quiera vivir de mi escritura porque no sirva para otra cosa (y en esto se ve mejor reflejada la ignorancia respecto a si sirvo efectivamente para la escritura, que el conocimiento cierto de si sirvo para alguna otra actividad). Quiero vivir de la escritura porque se me da la gana. Así de simple. Como todo lo demás.

martes

Puse el mapa Dymaxion en mi papel tapiz, ese que toma la esfera terrestre y la desdobla para dejar la superficie plana sin deformar la perspectiva de los continentes. Si se desdobla cuidando no partir ningún continente en los extremos, el centro del mundo es Groenlandia, y lo demás está distribuido a un lado y otro de ella, o hacia arriba y abajo, depende cómo lo veas. América y Asia quedan enfrentados, al contrario del mapamundi que conocemos normalmente.

Me gusta esta perspectiva. Me gusta saber que el mundo no ES de determinada forma, que simplemente es como nosotros lo veamos.

lunes

“Creo que el viento siempre sopla en la cara de los pobres. Lo único que tienen es el aire que respiran”

Natalie Merchant, Ophelia

Sí: Lunes. Pero ya he logrado sortear la mañana, he descubierto que llevar esto en compañía aligera la carga. Hace que la semana se vea menos amenazadora, el comienzo menos patético, menos desesperanzador. Apenas me estoy desperezando del nuevo año, tratando de meterme en la cabeza que no estoy obligada a mi profesión, que soy libre. Este descubrimiento de algo que uno debería saber en principio se me está volviendo un enfrentamiento con toda mi carga emocional pasada, con todo lo que siempre creí que debía ser. Sigo pensando que la finalidad de la vida después de los veinte es desaprender todo lo que se nos metió en el cerebro antes de los veinte.

viernes

Encontré por casualidad (como todo en internet) un sitio creado por un colombiano para jugar a matar colombianos. En principio suena muy estúpido, y el juego en sí es totalmente básico: te mueves sobre un tablero para encontrar fichas clave en las que pasa algo (creas un laboratorio de droga, masacras una población, secuestras a alguien…). Pero el juego no está pensado para alguien que busque jugar realmente, y de hecho dudo mucho que alguien se anime a jugarlo más de una vez. Se trata más bien de lo absurdo de toda esta guerra, igualmente estúpida y sin sentido, en la que ya muchos no entendemos por qué se hacen las cosas como se hacen. Y lo que en principio parece una burla al conflicto colombiano (y de hecho lo es) se vuelve un choque con esa realidad, cuando te das cuenta de que estás matando unos personajes que desconoces por completo y que se ponen a sollozar a través de los parlantes, y te preguntas quién es culpable y quién inocente, y cómo todo este juego colombiano ya parece una farsa, y todos somos igual de anónimos. En suma, un pequeño choque emocional surgido de un rato de total evasión. Lo abstracto a partir de lo casi ridículo, o una de esas cosas en las que alguien que no lo pretende (o tal vez sí pero no lo demuestra) nos muestra de repente una parte de la verdad.

Con mente abierta, y de un solo vistazo: http://www.piterwilson.com/games/

jueves

No soy de los escritores que suelen ser escogidos por sus novelas, por sus personajes, por sus escritos en general. No sé si a alguien le sucede así pero yo prefiero creer que todavía escojo lo que quiero escribir. La escritura no fluye irrefrenablemente de mí, no es un impulso ineludible frente al cual si me resisto caeré enferma. Escribo, sí, porque es lo que mejor creo que sé hacer, lo que más me gusta. Una razón literaria que seguramente me invalidará como candidata a la lista de esos escritores mitológicos que parecen estar atrapados en sus novelas y son un personaje minúsculo que solo presta su pluma para que los personajes vivan sus propias historias.

Yo, para mi fortuna y vuestra desgracia, dependo por completo de mi ego para nutrir mis escritos.

 

miércoles

El azar me lleva a caminos que busco y me deja oír las voces que necesito. Esta página es de un grupo que se decidió hace unos años a darle la vuelta al mundo en bicicleta.
Así, nada más.
http://www.mundocaracol.com/bicicletos
Un musulmán debe ir en peregrinación a La Meca por lo menos una vez en su vida. Para ese viaje, no puede pedir dinero en préstamo, sino que debe realizarlos con sus propios recursos. Eso hace que alguien sin dinero tenga que viajar prácticamente a pie desde su país de origen. Su religión lo obliga, no puede sustraerse a ese compromiso. Es un viaje que está dictado desde su nacimiento.
Poder viajar y justificarlo con la obligación de hacerlo, convertir el viaje en un precepto del carácter y peso que tiene un fundamento religioso, de modo que no haya marcha atrás, que la negación del viaje sea una negación de los propios dioses, una blasfemia.
En dos meses y medio se puede descubrir que la cosa no es tan fácil. Como seguramente lo descubren todos los demás que nunca nos prepararon para esto, se puede saber que la eternidad es un abstracto al que nos aferramos para no vivir con la incertidumbre de que todo acabará mañana.

martes

No trataré de explicar aquí las razones por las cuales escribo. No creo que eso tenga mucho interés para nadie que no me conozca, y los que me conocen pueden preguntármelo directamente.
Por eso me rehúso a describir este blog. Eso es todo lo que hay que decir al respecto.

domingo

Quince minutos apenas de la segunda mitad del primer día de 2006. El primero laborable, por lo menos. Ayer fue un largo bostezo de no hacer nada por obligación y dejarnos arrastrar por la corriente apelmazada de los primero de enero llenos de ciudad vacía, gente sin afán y negocios cerrados.

Afuera hace sol, estoy sola en casa, la casa en la que casi nunca estoy sola, y no tengo tanto frío como de costumbre. Radio Paradise me dispensa de escuchar la programación trasnochada de las emisoras locales, por un lado, y de tener que escoger un disco apropiado para mi estado de ánimo, por el otro, labor ésta que siempre me cuesta trabajo y me deja con el ánimo inseguro y la sensación de que no encontré lo que buscaba. Sintonizar la radio por internet me despoja un poco de la cotidianidad repetida que tienen las emisoras que soporto en esta ciudad, me libera de los mensajes comerciales de final de año, y me permite echar a alguien más la culpa de mis decaídas.

Este año amanecí con ganas de hacer algo con mi vida, algo que yo quiera. Más que de costumbre. Cuando menos lo he logrado hasta aquí y puedo decir que en los últimos seis meses he cambiado mis condiciones de vida de forma drástica. Aunque este término es algo duro para lo que en realidad he hecho. Pero no han sido más que mis intenciones las que han obrado este cambio, y puedo ver que eso es particularmente bueno.

Hago un recuento rápido de este cambio. Empecé el año con ganas de terminar mi posgrado de una vez por todas y dejarme de excusas para tomar las riendas de mi vida. Dos meses antes de lograrlo conocí al hombre de mi vida, por lo menos por ahora. Y en un arranque de resolución sin precedentes en mí, decidí independizarme de mis padres y tomar una habitación en arriendo con el convencimiento de que era medio apartamento lo que estaba pagando. Me deshice de una buena cantidad de dinero por vivir dos meses sintiéndome arrimada en un apartamento con otras tres personas. Nada de felicitar, pero un aprendizaje que todavía no sé decir si valió la pena.