domingo

Estás leyendo esto. Sentado, de pie, recostado, inclinado, o de cualquier manera. No eres conciente de eso, pero debes serlo. Tu cuerpo te necesita, necesita que le pongas atención. Todo el tiempo. Ahora, en un rato, mañana, más adelante. Cuando te pares de ahí, en el baño, afuera, recostado, por teléfono, en el bus. Sí, todo el tiempo. Si no es todo el tiempo, lo olvidas. Y pasas por encima de tu espalda, tus pies, tu cabeza y tu buen ánimo. No puede olvidarse al cuerpo, ese que estará todo el tiempo que sabes que estarás -porque después no sabes-.
Respiras todo el tiempo, te guste o no, te des cuenta o no. Respirar está ahí siempre, sucede toda la vida, lo primero al nacer, y lo último al morir. Si respiras todo el tiempo, entonces, la respiración se convierte en lo que te puede recordar todo el tiempo que estás vivo, que tu cuerpo funciona. Es algo que no puede olvidarse, aunque se ignore. Pero ya no debe más ser ignorado.
Esto es importante. No debes olvidarlo, aunque termines de leer esto y te vayas a otra cosa. Es algo que debe recordarse, que se debe hacer un esfuerzo por recordar. Es un esfuerzo importante.
Respirar te hace conciente de tí, de que estás ahí. Sé conciente de que respiras, de que el aire fluye en tí. Solo centrarse en la respiración ya te devuelve la perspectiva, te hace más sabio, te recuerda que hay algo más, antes y después de lo que estás haciendo. Es el silencio suficiente para escuchar al cuerpo que, a veces retorcido, clama por un poco de atención, una postura más cómoda, una siesta, un poco de actividad.
En ese silencio está también la voz de la intuición, de lo que es más sabio que la mente sin saber cómo. Solo tú puedes traducir lo que te dice, yo no podría decírtelo. Respira y aprende a escucharla. A saber que hay cosas que están bien, aunque no parezcan, o que están mal, aunque no parezcan, o que deben ser o hacerse, aunque cueste creerlo. Esa voz habla aunque no escuches, y sigue hablando aunque dejes de escuchar. La voz siempre está ahí, como la respiración. No se opta por respirar o no respirar. Se opta por ser o no conciente de ello.

Esto es importante, por eso lo escribo. A mí me lo han recordado ya varias veces, diferentes personas, en muy diferentes momentos. Y ya es hora de tomármelo en serio. Una voz que se escucha más de una vez no es un fantasma.

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