A veces me pregunto, los días en los que veo realizados en otros los que alguna vez fueron mis ya olvidados sueños, si no será que esta gente llega a mi vida a decirme que a la larga esos sueños tampoco eran lo que yo me imaginaba de ellos. Porque los sueños siempre se miran desde el lado raro, en el que no se ve "todo lo demás". Y cuando descubres todo lo demás, resulta que tu sueño es sólo un camino más. Ni mejor ni peor que cualquier otro, con la diferencia de que te apasiona más. Luego están los otros caminos, que a la larga vienen a ser lo mismo. Y pasa que un día simplemente descubres que no puedes ser dueño de tus propias decisiones y que el mundo que pensabas cambiar ya está harto de mesías y sordo de prédicas. Y es que los sueños suelen implicar un montón de cosas de las que no te quieres hacer cargo. El tipo de cosas que diferencian lo que llamamos "sueño" de "realidad" (y conste que hay quienes tienen buenas razones para no oponerlos como si fueran dos cosas opuestas, yo incluida).
Pensar en el futuro. Y es que la pregunta no es ¿cuál va a ser mi futuro?, sino ¿cuál debería ser mi futuro? Porque el futuro está lleno de expectativas, la mayoría de ellas ajenas y erradas.
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Futuro es un espectro sentado en un sillón desde el otro lado del espejo, el que existe aunque no podamos atravesar el cristal.
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