Pago cinco horas de internet (todavía en espera de mi máquina). Navego las cicno horas enteras y nunca me alcanza para todo. Siempre algo pendiente, algo que queda atrás. La red es finita (¿lo es?) e inabarcable. Y mi lista de direcciones para mirar es cada vez más amplia. En esa lista, el porcentaje de cosas que todavía no he visto supera siemre al de cosas que ya vi. Voy tachando. Un sitio me lleva a otro, siempre. A veces para buscarle una explicación a un pantallazo absurdo que me deja en la nada. O para seguir mirando algo que me atrapó. Muchas veces digo... bueno lo leo después, pero no hay un después nunca. Podría pasarme el día entero frente a la pantalla, pero empiezan a dolerme las articulaciones. Voy a tener que iniciar un horario de lectura diario, para no tomarme aquí más tiempo del que me permite mi columna vertebral, esa que siempre trato de conservar recta y que se sigue defendiendo.
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