El calor de las manos sobre la cara. Afuera frío y mojado. Caliente aquí, en mi cuartito, frente a mi pantallita, dentro de mis zapatos secos. ¿el trabajo? allá, a tres horas de distancia, alejándose todavía, antes de que el lunes regrese implacable. Pero ahora disfruto que se aleje la jornada del viernes, que todo esté mojado y sereno, que yo no tenga que salir más de este cuarto por hoy.
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