No está funcionando mi correo. Y me parece la peor excusa para escribir aquí en compensación. Pero en este punto de mi viaje cualquier excusa parece buena desde que pueda escribir algo.
Lejos de las amistades influyentes, las fiestas de ricos, y el mundo intelectual, me he refugiado en mi mundillo propio, el de la gente normal capaz de hablar por horas sin preocuparse por cuántas neuronas quemar por minuto. El de la vida que corre por las venas y no pretende justificarlo gastando dinero. Empezaré a odiar la escritura si veo que ella me obliga a permanecer con gente que parece vivir en un planeta mucho más lejos que el mío.
Si me puedo encerrar a escribir en ese mundillo mío en el que me siento cómoda, sin que nadie me entreviste ni me lleve a ningún festival, y todavía así pueda llamarme escritora y vivir de mi escritura, me daré por bien servida. Pero lamentablemente, tal parece que eso es lo que desean todos los demás escritores, los "de verdad".
En teoría, si no pido nada, no saldré decepcionada. Pero tampoco gratamente sorprendida.
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