lunes

Buenos Aires no es tan grande como para comerme viva. Suficiente para perderme un poco, y sí mucho para desorientar a cualquiera. La gente que vive conmigo, que en este momento son aquellos con quienes me hablo más de dos veces por semana, se sorprenden de que no salga más seguido, de que no esté pendiente de cada actividad, de cada presentación, de cada fiesta. Creo que no han entendido que llevo encima tres meses de nomadismo descontrolado, que he visto más cosas de las que había visto en toda mi vida, y que mi mente necesita un poco de reposo si no quiere olvidar lo que aprendió en sus travesías.
A veces pienso en el viaje y siento que si lo dejo ir, se va a ir, ciertamente, de mí, y se va a convertir en un recuerdo. Pero no, el viaje sigue estando, yo sigo aquí, sigo de viaje, y esta todavía no es mi casa.

1 comentario:

Pillow_of_Winds dijo...

Buenos Aires puede disfrutarse de varias maneras.
Aceleradísimo.
Tranquilísimo.
Cada uno lo hace a su manera.
Y eso es lo bueno.
Saludos.