Plenilunio de octubre.
{en alguna parte, eclipse lunar}.
Acaso debí estar más prevenida para lo que cambiaría aquella noche.
No supe ni cuál, ni cómo, ni cuándo, pero un velo se descorrió aquella noche.
Y la nueva visión, más lejana, no es menos dolorosa.
Así que Nostalgia ha vuelto a visitar mis jardines {¿pero qué nostalgia, si nada hay para añorar?}.
O quizá nunca se fue, y en medio de la neblina dorada yo jugaba a la felicidad simple.
Hoy la neblina se ha esfumado.
No hay tiempo para espejismos.
Observo a los dragones volar, solitarios, lejanos, insondables.
Me invitan cuando ya no puedo asirlos.
Acaso la lluvia los oculte de mi vista, y dejen de doler.
También podría ser que dolieran un poco más.
¿Qué más da?
Sigo viva.